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jueves, 14 de febrero de 2013



INTRUSOS

            Ann deambulaba cual sombra de sombras, merodeaba como una gata en la noche con su vestido hecho jirones. La cara lavada, la boca pintada, el resplandor de una idea rozaba su espalda; aún la herida de la última pasión no cerraba. “Me he declarado con tifus de amor” (si acaso se le puede llamar amor a este deseo fatuo).

Por la tarde el viejo que cuidaba la puerta le sonreía, no miraré Ann, no le diré Ann; pareciera decir bajo esa barba larga y filuda. No son tan intensos los amores ideales, como las pasiones bajas.

Feliz 14.